Los nuevos desarrollos apuntan a tres grandes objetivos: reducir la huella de carbono de la agricultura, lograr una protección de cultivos más eficiente y sustentable, y aumentar la producción agrícola con una agricultura responsable. “La investigación, combinada con la mejora continua de las prácticas agrícolas puede realmente hacer una diferencia para los productores, los consumidores y para el planeta”, resumió Robert Fraley, director de Tecnología de la compañía, durante la presentación.
Para la reducción de la huella de carbono de la producción agrícola, hay proyectos interesantes, como, los siguientes:
- Avances en mejoramiento agrícola tradicional, por ejemplo sistemas de alta densidad de maíz, desarrollados para aumentar el número de plantas por hectárea y generar una mayor producción en la misma superficie;
- Investigaciones en biotecnología vegetal que están en sus primeras etapas, como una nueva generación de maíz de mayor rendimiento, además de sojas de similares características. Esta es una investigación que está siendo llevada a cabo en colaboración con BASF, que ya está mostrando interesantes progresos en pruebas de campo.
Para lograr una protección de cultivos más eficiente y sustentable, se están desarrollando las tecnologías de control de malezas de próxima generación, que incluyen las sojas Roundup Ready 2 Xtend y el algodón Bollgard II XtendFlex.
Las tecnologías tolerantes a los herbicidas que vienen permitirán una mayor flexibilidad en el manejo, pero manteniendo prácticas conservacionistas como la siembra directa, lo que ayuda a reducir las emisiones de gases de efecto invernadero y ahorro en combustible.
También están en marcha nuevas tecnologías de protección contra insectos, que incluyen el maíz de cuarta generación, protegido contra insectos que están sobre el suelo, y otro similar contra los que están debajo, además de las sojas de tercera generación protegidas también contra insectos.
Estos proyectos ofrecerán protección múltiple contra insectos y reducirán al mínimo el uso de insecticidas.
En esta línea, la investigación en biotecnología vegetal y en química está identificando enfoques para mitigar el impacto de las enfermedades en maíz. Monsanto está desarrollando un proyecto junto a Bayer, que aporta un tratamiento de semillas con fungicidas, para lograr un maíz con amplia resistencia a las enfermedades en etapas clave del cultivo.
Otra línea de trabajo apunta a los microorganismos del suelo, gracias a los cuales se están descubriendo nuevas herramientas, como un inoculante de maíz mejorado, que aumenta la oportunidad general de la cosecha. Esta investigación, que se lleva a cabo a través de la alianza BioAg, que Monsanto estableció con Novozymes, se centra en el crecimiento microbiano en las raíces de las plantas, lo que mejora el acceso de nutrientes y libera el potencial de rendimiento de la planta.
Fuente: agriculturers.com
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